En cuanto a Muhammad, que Dios se incline sobre él y lo acoja en su seno, le testimoniamos nuestra gratitud y nuestro respeto por todo lo que ha hecho por el bien de la humanidad.
a) Su enseñanza fue redactada bajo su dirección y conservada para la posteridad de manera fidedigna. De entre los funda dores de las distintas religiones, Muhammad tuvo la feliz idea de no sólo comunicar a su pueblo las revelaciones y mandamientos divinos que recibía de vez en cuando, sino también de dictarlos a sus escribas y de asegurar la difusión de sus copias entre sus discípulos. Por lo que se refiere a la conservación de sus enseñanzas, fue para los musulmanes un deber religioso recitar en sus oficios los pasajes de la revelación. Se debía aprender de memoria copias escritas de la revelación, EL Corán, así como aprenderlo íntegramente de memoria. Ambos procedimientos son legítimos para la correcta transmisión del mensaje divino en la lengua original. El texto coránico es más voluminoso que el Pentateuco y los cuatro evangelios juntos. No nos extrañemos pues, de que rija todos los aspectos de la vida humana.
b) Muhammad, no se proclama el único mensajero de Dios; al contrario, afirma que Dios ha enviado antes que a él, a otros mensajeros para todos los pueblos del mundo. De entre estos, nombra algunos como, Adán, Noé, Abraham, Moisés, David, Jesús, añadiendo además que hubo otros a los que no cita. No reclama para sí, más que la función de restaurar la verdad eterna, revivificar lo que los antiguos profetas habían enseñado y que se había degradado por las guerras y revoluciones acaecidas en la triste historia de los descendientes de Adán y Eva. Muhammad, no se vio defraudado en la convicción de que su enseñanza del mensaje divino, se mantuviera intacta tras él, sin que Dios tuviera que mandar un nuevo mensajero. Efectivamente, poseemos el Qur’ân y el Hadîth en su lengua original.
c) Desde el principio de su misión, Muhammad se dirige al mundo entero, sin limitarse a un pueblo, ni a una época cualquiera. No reconoce desigualdades de raza o clase: para el Islam, la igualdad absoluta entre los hombres y la superioridad individual por las buenas obras, es la norma.
d) En la sociedad humana, el bien y el mal absoluto, constituyen raras excepciones y la mayoría se agrupa en una categoría intermedia. Muhammad no limitó su mensaje a una "élite" del género humano, sino que lo destinó fundamentalmente a la gente corriente, es decir, a la inmensa mayoría de los mortales. Según las palabras del Qur’ân, lo que el hombre debe de buscar es "El bien en esta vida y el bien en la última".
e) En la historia humana, no faltan grandes reyes, conquistadores, reformadores, ascetas, etc. Pero la mayoría de ellos sólo tienen un valor limitado a su propio entorno. La unión de todos estos aspectos en un único hombre, como ocurre con Muhammad, es no sólo muy raro, sino que además, en su caso, la doctrina tiene el privilegio de ser puesta en práctica por el mismo que la enseña: la dirección está equilibrada por la experiencia.
f) Como reformador, basta decir que Muhammad es el fundador de una de las más grandes religiones del mundo actual, que se mantiene activamente y cuyas pérdidas comparadas con las ganancias diarias, son casi inapreciables. Como asceta y practicante de sus propias doctrinas, vemos que la vida de Muhammad fue irreprochable. Como organizador social sabemos que partiendo de la nada, en un país de bellum omnium contra omnes, terminó al cabo de diez años constituyendo un Estado de más de tres millones de kilómetros cuadrados, en los que se incluían la totalidad de la península arábiga y las regiones meridionales de Irak y Palestina. Este territorio lo transmitió a sus sucesores que lo ampliaron por Europa, Asia y África, en sólo quince años después de su muerte. Como conquistador, las pérdidas de ambos lados en sus guerras, no sobrepasaron más que algunos centenares de hombres y sin embargo en todos sus territorios la obediencia era perfecta. En efecto, reinó más sobre los corazones que sobre los cuerpos. En cuanto al triunfo de su misión, durante su vida, coincidiendo con la última peregrinación a la Meca, pudo dirigirse en ‘Arafat, a un grupo de aproxima demente unos 150.000 fieles, mientras que un número todavía mayor de musulmanes se había quedado en este momento, en sus casas.
g) Muhammad no se consideró nunca por encima de las leyes que imponía a sus fieles, más bien al contrario, rezaba, ayunaba y daba limosna mucho más de lo que exigía a sus discípulos. Como veremos, era justo y compasivo incluso con sus enemigos, tanto en época de paz como de guerra.
h) En cuanto a sus enseñanzas, le interesan todos los aspectos de la vida humana: las creencias, prácticas espirituales, moral, economía, política, en resumen todo lo que concierne a la vida individual y colectiva, espiritual o temporal. Por lo demás, ha dejado su propio ejemplo de cada uno de estos puntos